Autora: Gloria Patricia Vergara Sucerquia[1]
Finalizando marzo, mes en el que se conmemoró el día Internacional de la Mujer Trabajadora, durante el cual hemos hablado sobre las brechas de desigualdad que afrontamos las mujeres no sólo en el ámbito del trabajo, sino en todas las dimensiones de la vida. Un poco antes, en febrero de 2025, el Canal RCN en su sección Reportaje Express publicó una serie de 3 episodios titulado “Colombia: país de madres solteras”[2] que presentó las situaciones desafiantes que afrontan algunas mujeres jefas de hogar en Colombia.
Esta serie de reportajes fue muy interesante debido al esfuerzo por visibilizar la situación de desigualdad que viven las mujeres jefas de hogar con hijos que están bajo su responsabilidad exclusiva y que reciben la denominación “madre soltera”. Categoría ampliamente usada y que implica una carga de estigma y discriminación basada en género. Así que empecé a plantearme una serie de preguntas en relación con la perspectiva a partir de la cual no sólo se construye esta categoría analítica, sino los sesgos de prejuicio en el análisis de una problemática.
En primer lugar, la categoría “madre soltera” tiene una carga de discriminación simbólica, muestra de esto es que no existe la categoría “madre casada” pues se supone que la maternidad debe estar dada dentro del matrimonio, es decir, una “madre soltera” se sale de la norma moral y social y, por consiguiente, hay algo anómalo ahí. Esta categoría también se usa de manera arbitraria para señalar a los hogares en donde las mujeres son jefas de hogar, lo cual también parte de la presunción de que las mujeres casadas con hombres no ejercen como jefas de hogar, es decir, con el sólo hecho de existir un hogar conformado por una pareja heterosexual se asume que el jefe del hogar es el hombre; lo cual invisibiliza a los hogares en donde las mujeres ejercen jefatura y perpetúa la idea de que es el hombre quien lidera la familia (Pater familias). Por otra parte, no es tan común oír de hogares de padres solteros y que esto sea un problema ¿Por qué será?
En segundo lugar, otro aspecto discutible es mostrar como un problema el crecimiento de los hogares encabezados por “madres solteras” en Colombia. Es decir, como si fuese negativo que una mujer ejerza la jefatura de un hogar y no el hecho de que los hombres abandonen las responsabilidades parentales con sus hijas e hijos. Entonces, el problema no es que las mujeres que son madres estén solteras, el problema es que los hombres padres, solteros o no, abandonan la responsabilidad parental y, por consiguiente, a las mujeres les toca asumir toda la carga de trabajo de cuidado y económica que implica la crianza de hijas e hijos.
La situación de que más mujeres estén criando a sus hijas e hijos solas las expone a mayores cargas de trabajo. Por una parte, el cien por ciento de la responsabilidad del cuidado recae sobre ellas ya sea ejecutándolo directamente, pagando o a través de sus redes de apoyo. Y por otra, a las mujeres les implica mayor estrés al tener que trabajar para generar los ingresos que les permitan la manutención de sus hijos e hijas. Es decir que ellas desarrollan un doble trabajo y se obvia que la responsabilidad de los padres no está supeditada a la convivencia con la madre de sus hijas e hijos; es más a ellas se les culpabiliza por haber escogido mal el padre de sus hijas e hijos. Entonces, ¿En dónde están los padres? ¿Por qué no se señala como problema a resolver el de los padres que abandonan a sus hijos e hijas tanto emocional como económicamente? ¿Por qué no hay políticas públicas que aborden el abandono paterno desde la prevención y la respuesta?
En este sentido, el titular del reportaje debería haber sido: “Colombia: un país de padres ausentes”, aunque se corre el riego de entender dentro de esa categoría “padres” a las mujeres también por ser el genérico comúnmente usado. El punto sobre el cual quiero llamar la atención de manera insistente es que el problema no es que las mujeres que son madres sean solteras, el problema es que los padres de esos hijas e hijos no responden con sus obligaciones parentales que no son sólo económicas sino también de cuidado. Por consiguiente, el problema no es que haya más hogares con jefatura de mujeres, sino que haya más hombres que no asumen su responsabilidad parental y por esta razón las mujeres madres están criando solas.
El último punto tiene que ver con otra lectura dentro del reportaje mencionado y es la presunción de que en los hogares de parejas heterosexuales el reparto del trabajo de cuidado es igual para mujeres y hombres, cuando la evidencia muestra que en Colombia las mujeres hacen 22 horas semanales más de trabajo de cuidado que los hombres[3]. Por otra parte, las mujeres trabajadoras ganan menos que los hombres: en 2023 las mujeres tuvieron una brecha salarial de 4.6% en promedio mensual y el 30,4 % de las mujeres mayores de 15 años no contaba con ingresos propios, en contraste con el 11,7 % de los hombres de acuerdo con un estudio de ONU Mujeres y el DANE[4]. Es decir, las mujeres no sólo trabajan más, sino que además ganan menos y crían solas.
Entonces ¿Qué categoría usar en lugar de “madre soltera”? Algunas entidades hablan de hogares con jefatura femenina equiparando mujer a femenina lo cual también es problemático porque iguala las categorías sexo y género como si se tratara de la misma cosa. Además, perpetúa la idea de que las mujeres cumplen, por el hecho de ser mujeres, con los comportamientos y conductas que la sociedad determina como femeninos, es decir, perpetúa el estereotipo de feminidad. Por consiguiente, lo adecuado es usar la categoría de mujeres jefas de hogar independientemente de su estado civil: solteras, casadas o en unión libre. Y, para referirse a los hogares con mujeres solas lo correcto es llamarlos hogares monomarentales; sí, eliminar el genérico parental, que remite a los hombres. Para ellos, los padres que crían hijos e hijas sin la concurrencia de la madre se les deja la categoría de hogar monoparental. De esta manera no habría lugar a dudas.
De lo anterior, se puede inferir que el lenguaje sí importa, sobre todo teniendo en cuenta que como sistema simbólico representa realidades visibilizándola o invisibilizándolas. Entonces, es preferible dejar de usar esta categoría cargada de prejuicio y de esta manera contribuir en la eliminación de las desigualdades basadas en género que afrontamos las mujeres.
[1] Socióloga, Magíster y especialista en Desarrollo Humano y especialista en Alta Gerencia y Gestión y Gerencia de Proyectos Agropecuarios.
[2] En: https://www.facebook.com/watch/?v=1332260308122427
https://www.facebook.com/watch/?v=1278758456684024 https://www.facebook.com/watch/?v=834646892102262
[3] https://www.dnp.gov.co/Prensa_/Noticias/Paginas/pnd-hara-una-gran-apuesta-por-la-economia-del-cuidado-y-por-la-igualdad-de-genero-dnp.aspx#:~:text=En%20Colombia%2C%20las%20mujeres%20dedican,la%20OCDE%20(15%20horas).
[4] Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia, evidenciando persistentes desigualdades en el país. En: https://colombia.unwomen.org/es/stories/noticia/2024/11/onu-mujeres-y-el-dane-presentan-la-tercera-edicion-del-estudio-mujeres-y-hombres-brechas-de-genero-en-colombia-evidenciando-persistentes-desigualdades-en-el-pais#:~:text=En%20esta%20tercera%20edici%C3%B3n%2C%20aunque,%2C7%20%25%20de%20los%20hombres.
COLOMBIA: PAÍS DE PADRES AUSENTES